domingo, mayo 15, 2005

Arte sacro

Sábado por la tarde. Casa Encendida. Voy yo a comprar una entrada para un evento y, de camino a la taquilla, paso de refilón por la expo de Juan Muñoz y ¿qué me encuentro? 3 monjas, 3 de hábito marrón interactuando con las esculturas del sr. artista. ¡Qué hermosísima estampa, parecía el cartel anunciador de una edición del Sónar!

De todos es sabida la afición de Gachas por las monjas y el clero, y más cuando se relacionan con las formas seglares de ocio. Lamenté mucho no poseer un móvil-cámara para haber hecho un par de foticos y haberlas colgado aquí: la escultura consistía en varios señores blanquecinos y tristones con tambores de metacrilato sin baquetas. La ficha explicativa de la entrada decía así:
"De qué podría estar hablando (la escultura): precisamente de eso, de la soledad del individuo en esta sociedad de la comunicación. Juntos, pero cada uno encerrado en su propio mundo. A todos les une lo mismo, su atracción por los tambores, pero ninguno podrá jamás hacerlo sonar (...)"

A las monjas les gusta mucho -se lo dice Gachas que las conoce bien- eso de "la soledad del individuo en esta sociedad de la comunicación", porque ahí pueden meter bien de baza de la suya ("si tuvieras fe y amaras a tu prójimo no te sentirías solo". "Dios te ama, solamente el que no cree se siente solo"). Pero lo hacen con buena intención, caray. Un aplauso para ellas, las monhas.

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