viernes, febrero 24, 2006

Merchandising maligno

Gachas aprovecha el espacio que tan gentilmente le cede por ahora blogspot (inminentemente habrá que pagar por esto: cuando se apunte el bloguero un millón, zas, nos ponen cuota de adhesión como que me llamo Gachas) para denunciar la fabricación de lápices flexibles como de 1 metro de longitud con los que obsequian a la peña sin venir a cuento entidades varias como por ejemplo, La Caixa.
Gachas tiene en casa un lápiz de esos desde hace un año más o menos y sufre a diario sus consecuencias. Como lápiz no vale una mierda: no hay cuchillita de sacapuntas que le genere mina a aquello, que no es de madera sino de plástico. El grafito es de una ínfima calidad y, caso de lograr finalmente sacarle punta al engendro, sería incomodísimo tratar de escribir con él pues se vencería por el peso y la desmesurada longitud.
Vale, quizá Gachas no ha comprendido que ese tipo de lápiz es un mero Theodor adorno, no es para usarlo sino para que alegre nuestros escritorios, nuestros cubiletes de bolis y retus que no pintan. Ahí lo tiene Gachas, en el cubilete de la mesa de trabajo, y desde aquí lo está viendo curvarse estúpida y anodinamente. Detrás de ese lápiz inútil hay, cómo no, un diseñata, pero también operarios, control de calidad, distribución, logística y transporte y petroleo para fabricarlo. Gachas prefiere un buen Lladró a la memez del lapicero flexible ese. Ni pa niños mola, que no son tontos los críos, que a los 5 minutos se dan cuenta de que es un fiasco el puto pencil. ¡Brrrr!

viernes, febrero 17, 2006

En torno al pijamismo

Lo de Gachas ya no tiene nombre: está blóguicamente perrísima, así es que de nuevo les encasqueta un temita para que lo piensen en sus casas. Hoy el tema es Las Pijama Party o fiestas de pijama. El pasatiempo más frecuentemente soñado por Gachas en su infancia consistía en ir a dormir chez sus amiguitas, cenar, ponerse los cursis pijamas, darse de almohadazos durante varias horas hasta quedar completamente sofocadas y después, ya en la penumbra, emitir comentarios tontos y risitas más tontas aún. Gachas disfrutó pocas veces de esta modalidad de ocio porque sus viejos eran mega rancios y pasaban de esos planes, así es que los sigue añorando aún en su vida adulta (se añora sobre todo lo que no se tuvo, por si no lo saben).

Aquí va el encasquetamiento del día: un artículo serio y bien documentado sobre las consecuencias psicológicas de las pijama party en las niñas. Gachas les proporciona unas ciberjoyitas que no se las merecen. Que lo disfruten:
http://www.redsistemica.com.ar/pijama.htm

jueves, febrero 09, 2006

Modales en el aula

Gachas, y muchos de ustedes seguramente también, conoce de oidas las costumbres de los young adults yanquis en las aulas universitarias. Algunos amigos/as de Gachas que son profes le han contado que se tienen que morder la lengua ante el típico alumno yanqui sobrao -más que alumno, cliente- de la University of Reno in Alabama Valley de turno con sucursal en Ejpaña. Se llevan cafeses del Starbucks a clase, ingieren fruta, bombones, galletas Oreo, maltesers (ahí les alabo el gusto) en plena lección sobre La Regenta o sobre la Generación del 27. A Gachas no le parece bien que se compagine la clase magistral sobre los iconos emblemáticos de la cultura espaniola con la ingesta de guarreridas extranjeras kola-malteadas. Gachas, que disfrutó de una Erasmus en París (pero de eso hace ya taaaanto tiempo), tuvo ocasión también de ver allí al alumno gabacho e internacional ingiriendo yoplaits con cucharilla en plena clase!! y haciendo sin pudor el ruidito de rebañar cuando ya le quedaba poco.

Gachas cree que este fenómeno no se podría dar en las aulas estatales porque impediría la práctica del deporte nacional universitario: la toma compulsiva de apuntes al pie de la letra. Imposible la idea de un/a estudiante celtíbero sujetando con la izquierda el café latte del Starbucks y con la derecha tomando el apunte correspondiente (o viceversa, si es zurdo como Gachas).
Como soñar no cuesta nada, Gachas se imagina bonitas situaciones insólitas para el mundo yanqui que se podrían dar si nuestros estudiantes de intercambio o con beca en EE.UU. sacaran en las aulas de Princeton o de Yale sus buenos tapers de boquerones en vinagre (con mucho ajo, que el ajo perturba en otras culturas), sus latas de mejillón en escabeche, sus patatas bravas... en fin, la tan codiciada y popular tapa. Pero Gachas sabe que se irá al otro barrio sin tener ocasión de verlo.

jueves, febrero 02, 2006

Gachas combate la desidia

Gachas asume su poca pulsión posteadora de esta temporada, no porque esté tristona o desganá, más bien por haber perdido un hábito que cuesta recuperar y también por deberse ella misma a otras escrituras con deadline de ese. Como suele pasar en estos casos, el recurso más fácil para Gachas es hablar de algún personaje bizarro, que, gracias a Dios, nunca faltan, o de sus propios hábitos alimenticios gachescos. En este post se matarán dos ucells de un tiro y se hablará tanto del Doctor Christian Barnard como de los dolmades (esos rollitos de arroz acitronadísimos y envueltos en hoja de parra que se comen en los sitios de kebab o en los restaurantes griegos o en los cuartostares de las casas de la gente que los compra enlatados, como hace Gachas últimamente. También se llaman dolmas o, en ladino, yaprakitos).

Empieza Gachas con el tema dolmades: de adicción se puede calificar su interés repentino por ese alimento. A Gachas le gustan en general los alimentos contabilizables en piezas (croquetas, albóndigas, buñuelos de bacalao...) porque así puede calibrar más o menos si se ha pasado o no en la ingesta. Aunque en realidad todo lo que uno quiera es contabilizable en piezas, llamándolas platos o raciones. A lo que vamos: que a Gachas le da muy buen rollo el idemito de arroz y hoja parra. No le ve los defectos por ningún lado, sólo las virtudes: suitable for vegetarians, dieta mediterránea ancestral, poco engordante... Gachas se siente cretomicénica cada vez que se abre una lata de esas, se siente parte de la civilización grecolatina, se siente indoeuropea, se pone en conexión con sus ancestros en un par de mordiscos. Gachas reivindica el dolmades como tapa en los bares de Ejpaña, incluso en los llamados La campana leonesa, La catedral de Zamora, La pilarica. En esos también, en esos más que en ningún otro.

Y ahora el tema Barnard: a Gachas, el concepto hombre blanco nacido en Sudáfrica ya le parece bizarro per se (habría que revisar, entonces, el término "bizarro", que a este paso va a ser bizarra hasta Björk), pero más aún si además es pionero en transplantes de corazón y, en medio de su primer trueque de cuore, suelta en afrikaans las palabras "Jesus! Dit gant werk !" ("¡Jesús, esto va a funcionar!"). Con esa reflexión y con un link a una página donde sale una foto del susodicho padre del transplante de corasónlatino les deja Gachas:

http://www.atcpasturias.com/barnard.htm