martes, febrero 13, 2007

Deletreando una vez más

Ocurrió lo que Gachas había intuido que sucedería en algún momento: ha tenido que deletrear en italiano un localizador aéreo y, al no entenderla bien el señorito teleoperador, él mismo ha recurrido al "B de Barcelona" pero en su versión italiana.
Casualmente había varias Bes en el localizador de Gachas, y el teleoperatore ha dicho "alora, Bi come Bari?" Gachas, patriota, enseguida ha corregido: "No, Bi come Barchelona". La B siempre es de Barcelona, nunca de Bari, Boston o Birmingham.
Después se ha topado con una L que el teleoperata ha decidido que era "L come Livorno", ciudad anodina donde las haya (anodina en el campo del deletreo, digo. Quizá sea una bella localidad, no lo descarto). Gachas ha tenido que echar mano rápida de sus conocimientos de geografía italiana para decidir que la N, en vez de ser de Navarra era de Napoli y la T de Torino y no de Tarragona.
Ha sido una experiencia adrenalínica de las que crean su poquita adicción. Ahora Gachas se muere por deletrear usando nombres de localidades italianas, pero también de ríos, accidentes geográficos etc.

sábado, febrero 03, 2007

Mondo Carbonara

Gachas salió hace un par de años de su caverna de percepción errónea y ascendió al mundo de las ideas correctas y verdaderas en relación con la pasta alla carbonara: resulta que la versión española, compuesta como sabrán de cucharadas soperas de nata, panceta cocida y champiñones, no tiene nadísima que ver con su homóloga italiana (y a la sazón receta original), que sólo lleva pasta, huevo crudo, pimienta, panceta bien frita y queso rallado. Ni rastro del grumo natoso y repugnante de la Carbonara ibérica.
Gachas aprendió esto hace tiempo, como señaló más arriba, pero no lo había puesto en práctica hasta hoy, que es cuando se ha marcado una cazuela compuesta de una especie de pasta formato cañería-cortada-en-trocitos a la que le ha añadido queso recién rallado, beicon refritillo en su propia grasa, bastante (quizá demasiada, ejem) pimienta negra y, por encima, dos huevos batidos crudos.
La experiencia es placentera, pero hay que estar preparado para ella: una compañera de pisazo se ha dejado la mitad del plato alegando que le daba asquillo y reparo el huevo semicuajado. Gachas se ha sentido profundamente consternada ya que juraría haber probado ese mismo rico plato (así, con el huevo haciendo blob, blob) en una trattoria de esas de camarero anciano antipático, que por lo visto era la mejor de Roma en lo que a la Carbonara se refiere. Perilli se llama el sitio. Cierra los miércoles.

Gachas se pregunta si cada país ha desarrollado su propia receta de Carbonara (en Alemania, por ejemplo, quizá lleve gambas y perejil el plato) según su visión estereotipada de Italia y, en concreto, quién transmitió mal la información sobre la Carbonara que llegó a España desde el país en forma de bota campera.