jueves, octubre 26, 2006

Gachas entomóloga

Gachas ha recibido en sus torneadísimas piernas (feo está decirlo pero así son) la friolera de 15 picaduras de mojquito tigre (variedad romana con bechamel y pan rallado por encima). Como vive en zona arbórea, se han cebado con ella los muy trompeteros. Gachas no es tanto entomóloga como ellos gachólogos: ¿por qué ese interés desmesurado por Gachas, si es una vulgar mortal española, similar a la mujer media italiana (no a la morenaza siciliana de pechos descomunales, sino a la corriente y moliente así mediterránea, maja ella y tal).

A lo que vamos: Gachas NO comprende el mecanismo de la picadura mosquitil, teniendo en cuenta que, el 95% del tiempo, lleva siempre ropa puesta por todas partes salvo cara y manos. ¿Cómo una miserable trompetilla tan fina como una cerda de pincel puede atravesar el buen panty Bershkire o el calcetín gordo y dejarle la pantorrilla hecha un ecce-homo (o ecce-donna, más bien)?
Y la otra cuestión es: ¿mueren los mosquis tras picar o tienen cuerda para rato? Y también, ¿qué obtienen (aparte de sangre B +) al picar a Gachas con esa alevosía? Si ustedes tienen la respuesta, ya saben.

lunes, octubre 23, 2006

Gacce at Vaticano

Amiguitos (los que queden): después de un demasiado largo silencio administrativo (en absoluto debido a malas razones), Gachas vuelve desde su nueva ubicación: la ciudaz eterna y aperta de Roma.

Gachas confiesa no ser muy fan de la cosa italocatolicona (ni de la hispanocatolicona tampoco, que son primas sorelle), pero aquí está poniendo su mejor cara gachesca y paseando entre ruinas y turistones.
Lo que más le llama la atención a Gachas desde que está en Roma es la enorme cantidad de seres monjiformes que se ven por todas partes. Hay muchos formatos, pero muchos. Mil veces más que en su país natal: las hay con hábito color azul Yves Klein; las hay todas pequeñinas y jóvenes; las hay todas filipinas de negro; las hay de tez pálida y vestidas de azul pastel... En fin, un catálogo de verdad amplísimo. Mundo curil también hay, obviamente (es como el universo Barbie: no puede no haber Kens para amenizar), pero ahí Gachas no ha fabricado aún la tipología. Gachas está contenta al respecto y se siente muy segura por las calles de la ciudad porque sabe que estas personas tienen como un juramento hipocrático de hacer el bien por doquier, así es que si le pasa algo (tipo angina pecho, tipo apoplejía), siempre habrá un afable grupo de sores intentando desfibrilar o hacer un torniquete o lo que ellas vean que puedan llevar a cabo en ese momento.