miércoles, enero 09, 2008

Anetismo ya por vena

Ya no hay vuelta atrás: Gachas es anetista y sólo un tratamiento con Metadona (suena un poco a algo que pudieran suministrar en Mercadona) haría posible que Gachas abandonase su adicción.
Verán: tras la ingesta excesiva de guarrerías durante las fiestas, Gachas ha pensado que una posible dieta sería la compuesta exclusivamente por caldo Aneto de pollo bajo en sal y manzanas asadas. El caldo Aneto haría las funciones de "alimento rico y saladito" y las manzanas asadas las de "alimento dulce y medio de capricho".
El problema es cuando te quieren vender gato por caldo Aneto, o Gallina (Blanca) por caldo Aneto: en los ultramaris regidos o no por espanioles (Gachas ha encontrado OTRO ultramarino regido por españoles sesentones en su barrio. Lo llaman "Mantequería") se distribuye solamente la gama de caldos Gallina Blanca: de la abuela, de verduras, de pollo y alguno más. TODOS menos el de verduras contienen entre sus ingredientes manteca de cerdo. Esto no puede consentirse, así es que Gachas boicotea a Gallina Blanca y busca por todas las tiendas de alimentación su caldo Aneto, pero ni rastro de él.
Sólo en un sitio encontró una deliciosa modalidad de cría de caldo Aneto llamada "Caldeto": consistía en un minibrick monodosis de caldo de pollo que podía calentarse directamente en el microondas porque el extraño brick no llevaba capilla de metal por dentro sino sólo cartón. Aquí Gachas ha de confesar que sufrió una minidecepción: el caldeto sabía un poco como a socarrao, pero más bien es achacable al envase de sólo-cartón, que parecía traspasar su sabor a la sopa en sí. Un fallo pequeño de Aneto que Gachas sabrá perdonar oportunamente.

Volviendo al tema adicción: Gachas se siente un poco kundera en este sentido, pero no el escritor checo sino la usuaria de kundas o coches colectivos que llevan al adicto a pillar a La Celsa o donde sea menester. Gachas sería capaz de irse a Artés, provincia de Barcelona, donde está ubicada la fábrica de caldo Aneto que, si sigue sin distribuir en los ultramarinos de Madrid, va a recibir la visita de Gachas en pleno síndrome de abstinencia.