miércoles, agosto 27, 2008

Tentáculos

Gachas hace trampa: postea estas fotos que no son de su autoría sino de la de su amigo O. A. y además hace creer a sus atentos lectores que las ha tomado en este viaje, cuando en realidad son de 2007.

En cualquier caso, qué más dará, si son dos pedazos de testimonios que valen un potosí. Es Espe desde el más allá, desde ultramar, que trata de conquistar el mundo. Espe es un poco Condoleezza, me temo.
Les dejo con las fotos:


lunes, agosto 25, 2008


Gachas at hoteles con encanto




Había que dedicar en algún momento un post al concepto “hotel boutique” u hotel con encanto, pero para ello, había que probarlos.
Gachas ha estado todo el mes de agosto de hotelaco tocho en hotelaco tocho pagado por la organización, y ahora, en sus últimas 2 noches en Buenos Aires, ya por su cuenta, se ha pillado uno de los boutique. Gachas era consciente de que elegir este hotel y portar la etiqueta de burguesa bohemia era prácticamente simultáneo, pero así lo asumió y aquí está.
El hotelito tiene 10 habitaciones: es una casa porteña con su patio y su canesú y no pone a la entrada ostentosamente “HOTEL”. La idea es que te sientas como en casa, pero más bien como en casa de tus padres: la señorita que atiende por la mañana, a la que llamaremos Graciela para no vulnerar su identidad tiene a Gachas fiscalizadita con sus “No te puedo creer: ¡salís re-pronto!”. “Sos tremenda: no parás ni un minuto”. Lo peor fue el primer día cuando Gachas, recién llegada, ya quería irse con ansias a sus citas con personas y a dar paseos. Graciela, que no comprendía por qué Gachas no prefería pasar l´après-midi en el precioso hotel boutique de sillas todas desiguales y espejos con marco barroquista, le pone las manos en sus hombros gachescos y le dice: “Y ahora te voy a pedir un único favor, Gachas” (Gachas pensó que se trataba de dinero), “Relajate, calmate y disfrutá: estáh de vacasiones”. A Gachas esto le genero tal ansiedad y nerviosismo que salió escopetá de allí cuidándose muy mucho de no volver hasta la noche, cuando hubiera terminado la jornada laboral de la susodicha. Hoy, por fortuna, Graciela libra y Gachas se siente mucho más tranquila desayunando en el saloncito mono con la dueña del hotel (se ve que es la dueña porque anoche trajo a su hijo catorceañero y a un amiguito suyo a dormir a sus dependencias, y les puso de cena (en el mismo saloncito del desayuno) filete empanao con queso). La dueña del hotel no se siente en la obligación de hablar y entretener a Gachas, lo cual no saben cuánto alivia a esta última.
Lo verdaderamente sorprendente de todo esto es que los demás residentes del hotel parecen valorar mucho las atenciones y el trato de Graciela. Gachas ha estado hojeando el libro de firmas del hotel y ha visto lo unánime que resulta la impresión del viajero acerca de aquella: "Great location. Very cozy hotel. Graciela is very nice!" o "Gracias por hacer que nunca olvidemos nuestra maravillosa estadía en Buenos Aires. Y en especial a Graciela por su amabilidad. Saludos de Néstor y Gloria María, Bogotá."

Como observarán, el concepto “pensión” o su modalidad británica, bed and breakfast, sobrevuelan la lectura de este post. Obviamente, los precios son mucho más elevados que los de esos lugares, porque la florsita seca y la jofainita se cotizan altísimo en el mercado de valores de la hotelería. Ahora, eso sí, en la reforma de la casa vieja de barrio con patio, han puesto mal las juntas y por algunas zonas entra una rajca de aquí te espero. Y no hay encimera como Dios manda en el lavabo: no tienen encanto las encimeras pero, y lo prácticas que son, Señor.

martes, agosto 12, 2008

El juego de las tres diferencias



Como el tiempo es elástico, Gachas vuelve atrás y recuerda unas cuantas cositas de las vividas en Córdoba, Argentina. Por ejemplo, juguemos a adivinar dónde se hallan los tres elementos que hacen diferente esta clase o evento en una facultad argentina de Ciencias de la Información del que tendría lugar en su homóloga Complutense, por ejemplo.

(Solución (pero imagínense que está escrita al revés, como en los pasatiempos): Niña, Perro, Equipo de Mate).

Divertido fue asistir a una presentación de libro académico, volver a experimentar las sillas con apoyabrazo, escuchar a la gente hablando de redes de comunicación, de paradigmas y de cosas así con terminología de ciencias sociales. Y el perrito en el aula, paseándose como Perro por su casa; y la niña hija de un ponente también por allí, y el omnipresente mate en un apoyabrazo.

Y ahora otra fotito más de una divertida bebida refrescante argentina:



Así se llama, no porque sea un alegato contra la fiesta nacional ibérica, sino porque hace mención al lugar donde las reses se paran a abrevar. Se arma, como ven, una bonita analogía entre la sed toruna y la humana. Las hay de dos sabores: tónica y pomelo, y la manera de pedirlas es: "Por favor, deme una Paso de los Toros tónica" o "una Paso de los Toros pomelo". Y NO, como creía Gachas: "Una Paso de Pomelo" o "Una tónica de los toros".
La palta no falta

¡Cuánta palta (misma cosa que aguacate) se come en Chile, amiguitos!
Ayer, sin ir más lejos, Gachas, a lo tonto, se metió UNA palta entera para su cuerpo gachesco. La cosa es que cualquier plato viene empaltecido: pides una ensaladita con algo de palta y...zas, te ponen media, bien cortadita en lonjas. Pides un sandwich y, si quieres, también puede llevar su buena dosis de palta (a la que le añaden mayonesa en un alarde de cremosidad a mi juicio excesivo). En fin, que esquivar la palta en Chile es todo un trabajo. Es como pedirse unas tapas de boquerones en vinagre y gambas al ajillo y tratar de retirar el ajo a toda costa.

Gachas se está autoengañando mazo en Chile con respecto a su dieta: cree estar medio a régimen porque a mediodía se pidió un pejcadito plancha (reineta se llamaba, nada que ver con su homónima manzana, pero rico) y una ensalada con, obviamente, media palta; y como se cenó una ensalada de palmito, tomate, judía verde y, de nuevo media palta, su conciencia está tranquila, pero a nada que recuerda el libro de los points de Weight Watchers (Weight Watchers y su sistema de contar las calorías mediante points están pidiendo una entrada en este blog hace siglos), se da cuenta de la cruda reality: un aguacate tiene como 800 calorías. Impídanle a Gachas seguir con su vicio; háganle salir de esta espiral de autoengaño y mantecosidad.

domingo, agosto 10, 2008

Gachas y las variantes dialectales

Gachas, ya en Santi de Chile, se acuerda hoy más que nunca de Guadalupe Enríquez, la presentadora de 300 Millones, aquel programa de la infancia gachesca que pretendía hacernos creer que todos, ejpañoles y latinoamericanos, hablamos la misma lengua: se conoce que Lupe Enríquez no había viajado nunca a este país estrechito y largo que es Chile. Gachas retransmite ahora desde el lobby ( cayó en desuso la palabra "jol") del hotel donde se aloja, a la espera de que le asignen habitación.
Como ha llegado ultrapronto y no le dejaban entrar aún a su chambre, Gachas, muertadambre tras el vuelo (Córdoba-Santiago), ha ido a zamparse un sandwich a un popular lugar llamado Lomit´s. El Lomit´s está decorado con motivos tiroleses (ya saben: listones de maderita barnizada, manteles rojos, sillas de madera tocha oscura, motivos verdes, punto de cruz...) y sirve, entre otras cosas, perritos calientes (Gachas teme que sus propietarios sean ancianos nazis refugiados en Chile tiempo ha, como tantos otros que residen en el Cono Sur).
Bueno, a lo que vamos: el buen camarero así mayor, con solera, le ha dado la carta para que eligiera y ahí Gachas se ha visto en problemas. El menú de sandwiches era admirablemente amplio, sí, y sus microvariantes ("con un ingrediente agregado", "con dos", "completo"...) eran muchas también, pero el problema a la hora de elegir se acrecentaba por el hecho de que Gachas no entendía la terminología sandwichística chilena, y tres cuartos de lo mismo le ocurría con la de las bebidas.


Así, Gachas pudo optar, además de por los ricos "lomitos" que dan nombre (sajonizado) al local, por sandwiches en "frica, molde o marraqueta", y otros modelos de sandwich y platos como "ave chacarera", "Barros Luco en ave", "chimilico", "Barros Jarpa", "aliado" o "machas a la parmesana en paila". Entre las refrescantes (o no, quién sabe), bebidas, Gachas dudaba entre schops y garzas (copón mediano, blanco o negro), socos de manzana, bajativos (parecen ser aguardientes o chupitos) y bebidas desechables, que sí ofrecían una aclaración: se trataba de coca cola, fanta y otros refrescos (¿desechable la bebida porque luego se expulsa por la vejiga? (como todas las demás, en realidad), ¿o desechable el envase que las contiene? (¿y eso qué más le da al cliente de Lomit´s?).
Respecto a los postres, Gachas se ha quedado con ganas de probar la "chirimoya alegre" y la torta de "hojarasca manjar nuez" o de "merengue lúcuma". Finalmente se ha pedido un sangüis de lomo de ternera con tomate en pan bimbo, un zumo de naranja natural ("vitamina de naranja") y listos.

Gachas en realidad sí contaba con un saber al respecto: el Barros Luco es como un pepito de ternera con queso fundido servido en pan de hamburguesa. Y debe su nombre a un antiguo presidente chileno. El Barros Jarpa, tres cuartos de lo mismo: lleva el nombre de un ex ministro. Imaginen el paralelismo: un camarero ibérico gritando "que sean tres Fraga Iribarnes y un Caalvo-Sotelo sin cebollaaa, marchando". Así sonaría.



Tras la ingesta del sandwich, Gachas ha disfrutado de las amenities del hotel que, para compensar la tardanza en entregar las habitaciones, permite a sus clientes tomar café, galletitas y fruta gratis de nuevo en el lobby.
Gachas no está segura de si la bandeja de fruta está ahí de verdad para ser ingerida o si su función es meramente ornamental: hay una piña entera coronándolo todo (dudo que algún cliente empuñe un cuchillo y empiece a cortarle el penacho), unos kiwis y naranjas cortados por la mitad con bordes almenados en zigzag y otras frutas para hacer bulto. Gachas ha sido aguerrida y, en un alarde de "como esto es gratis, yo me lanzo", se ha zampado un higo ex chumbo (le habían quitado los pinchos) cuyas pepitas interiores, de tan duras, se acercaban a la munición, y una fruta cuyo nombre desconoce: ni papaya, ni mango, ni ciruela, ni melón pero todo eso junto más o menos, y un poco más soso que la suma de esos ingredientes. Gachas, en serio, teme haberse comido el típico fruto de adorno que en realidad no se come porque provoca fuertes descomposiciones o similar.

(Información actualizada: un amable camarero le ha contado a Gachas que lo que acaba de ingerir es un pepino dulce, que tranquila, que es perfectamente comestible. Así se llama la cosa, pero forma de pepino les garantizo que no tenía).

jueves, agosto 07, 2008

El paraíso existe

Gachas hace un pequeño inciso en sus crónicas argies para volver al tema por antonomasia: El CALDO ANETO. La simpática D. M. le ha mandado unas fotos desde Artés (¿Barcelona? bueno, Cataluña en cualquier caso) frente a la fábrica del alimento envasado favorito de Gachas y, a este paso, de muchos de ustedes que ya han caído en sus dulces garras.
Por ahora Gachas colgará la foto de la fábrica solamente. Prontamente photoshopeará la foto en la que aparece D. con su amigo también D. para que no se reconozcan sus identidades y la subirá también, a modo de homenaje, a este su blog mío y de ustedes.

El fabuloso universo del mate (cap. 2)

Gachas quiere seguir hablándoles del tema mate y de sus adminículos fascinantes.
El otro día, en el taller que dio Gachas en Rosario, una simpática joven apareció acarreando su llamado "equipo de mate", consistente en un bolso rectangular con cremallera, de interior mullidito, en el que llevaba un termo de litro (importante: el termo ha de tener un pitorrillo para que el agua pueda enchufarse directamente en la zona deseada), un taper con la yerba (importante también: el taper debe tener también un dispositivo para que la yerba pueda enchufarse en el recipiente sin que se salga fuera la mitad), el mate y la bombilla.
Con este cargamento, además de la carpeta, los bolis, el móvil y algún libro, van muchos jóvenes argentinos a clase. Gachas MUERE por pasear por Malasaña o los aledaños de Casa Encendida con su correspondiente equipo de mate, pero Gachas a la vez sabe, sniff, que la impostura se paga cara y que la poca naturalidad con la que ella manejaría todos esos cacharros, la etiquetaría inmediatamente como "payasa" o, peor aún, "la pedorra esa que se hace el mate en la calle" (porque sus compatriotas ibéricos no emplearían la expresión "cebarse el mate"). Como saben, España es cruel con sus habitantes y aprovecharía cualquier error gachesco, cualquier derramamiento de yerba o agua casi hirviendo en el suelo para apuntar con el dedo a Gachas y detectar que ella no es una bebedora auténtica de mate, si es que existe la clasificación anterior. Pero denle tiempo a Gachas: esperen que se haga adicta de verdad y que coja soltura y, cuando vean a una muchacha por Madrid con un bolso gigante lleno de táperes, termos, bombillas y demás recipientes, salúdenla: será, con seguridad, Gachas.

martes, agosto 05, 2008

Gachas chupa




Amiguitos, ya integrada totalmente en el invierno argentino, Gachas vuelve a la carga tras unos problemillas de índole hacheteemeélica. Es decir, que de repente su propio blog, su propia gachedad, no permitía a Gachas postear nada, ni copipastear desde word ni otras variantes de subir texto a este mullido blog: todo se convertía en un documento html al que se le veían las costuras (los "strong" y todo eso).

Pero parece que ya pasó, aunque de repente el sitio se ha convertido en un lugar básico y sin recursos tipográficos ni nada nadita nada. En fin, al menos el contenido es el gachesco de siempre, para bien y para mal.

El título de este post tiene que ver con ese pedazo de icono de la argentinidad que todos conocen: el MATE. Gachas lleva dos, 2, dos sesiones de mate invitada por lugareños rosarinos (el mate es como la heroína o los porros: "solo no; con amigos sí"). En esa especie conosureña de ceremonia del té sin kimono, Gachas se ha mostrado sueltísima: cebar el mate lo que se dice cebarlo sólo lo ha hecho bajo atenta supervisión ("¿así?, ¿sigo mojando la yerba?, ¿debo echar el agua cerca de la bombilla?"), pero beber hasta que suena churrp churrp, eso lo ha hecho más de una vez y se le da megabien. Trucos que ha aprendido: a no agarrar con la mano la bombilla (amiguitos extramateros: la bombilla es la pajita metálica que se usa para chupar del bote), a dejar en el medio el recipiente (o mate) cuando ya no se puede chupar más porque no hay agua y suena churrp churrp.

Gachas fue obsequiada hace unos años por sus queridos S y J.C. con un mate de porongo (calabaza seca, ¿o es que voy a tener que explicarlo todo?) que ponía su nombre y que estaba decorado con motivos folklóricos latinoamericanos, si es que este adjetivo aporta algo a su imaginario. Gachas agradece mucho el regalo y tal, pero ahora que ya no es más una advenediza, se ve en la obligación de cambiar de recipiente y usar uno feote, o de madera tosca o de aluminio por fuera y madera por dentro. Adios a los recubiertos de piel de potro o cuero bruñido. Adios a los de culo de plata repujada. Eso es tremendamente para turistas que, una vez en sus casas de Heidelberg o Lille, lo colocarán en una vitrina hasta nueva orden. Gachas no: Gachas va a llegar a Madrid y, nada más depositar las flamantes maletas de cuatro ruedas (cada una) que ahora posee, va a poner la kettle para cebarse unos mates (ojo: que el agua nunca rompa a hervir). ¿Que con qué yerba? con la Rosamonte que tiene en casa desde el año del picor y que probablemente esté seca y no sirva.
Estamos en el aire

Aunque este post será colgado horas más tarde y ya desde Argentina, Gachas quiere cumplir el fuerte deseo de postear en directo desde Barajas. Ya parece que va a salir el vión, 26 horas más tarde de lo previsto. Gachas ve a la misma gente de ayer, casi todos repiten ropa. No es de extrañar: facturaron sus maletas y se quedaron sólo con el neceser en el hotel ese periférico donde los alojaron. No comprende bien Gachas los atuendos que la gente elige para pasar 12.40 horas en una aeronave con fuerte aire acondicionado: havaianas, trajes de sedilla babosa con caida, tops palabra de honor… ni una mala rebeca para cubrirse los hombros si hace frío.
Gachas ahora siente un poco de envidia de no haber compartido con ellos la cena de ayer y el desayuno, la comida y la cena de hoy. Gachas ve que han hecho pandi unos con otros: parejas de mediana edad con parejas de treintañeros; familias argentinas con enfermeras de Logroño que van conocer los glaciares y las cataratas etc. Se nota claramente en la sala de embarque (“Ché, los extrañé hoy en la cena; había un pescado muy rico”). A estas horas, si Gachas se hubiese quedado en el hotel Auditorium con el rebaño, se habría hecho con los mails de un montón de Marcelas, Hernanes y Gracielas. Dita sea.

Real time, 23.57: una gente canta la versión argentina del Cumpleaños feliz, que es, básicamente, “Que loh cuumpla fee-lis, que loh cuumpla fee-lis… etc”. Y la gente está de buen humor y ha aplaudido cuando la tripulación, toda vestida en navy blue, se ha dirigido a la aeronave.
Ya embarcamos las personas también. Hasta el siguiente post, amiguitos.