miércoles, noviembre 29, 2006

Dica trentatrè

Tras demasiados días a pastillica efervescente y jarabe (que en italiano se dice "sciroppo") para expectorar y sólo haber experimentado una profunda empeoría, Gachas se ha decidido a llamar al seguro médico para ver si le recetaban algo más potente.

Ha venido a verla la Dottoresa Rausa: le ha dicho (Rausa a Gacce) que tenía molto pero molto catarro (por lo visto "catarro" en italiano, y quizá en español, no es todo el conjunto de síntomas sino sólo la guarrería de la mucosidad bronquial) y, al auscultarla, le pedido el tan famosísimo y parodiado "dica trentatrè". Es fucking REAL que esto ha ocurrido y que Gachas se ha visto diciendo trentatrè, trentatrè mientras la dottoresa la oia con el fonendo o con la oreja, ahora no recuerda bien. Durante el momento 33, a Gachas le ha dado un primer acceso de risotada que ha medio logrado camuflar con unas toses esputantes. El segundo ya no ha podido disimularlo, y la dottoresa Rausa se ha medio reido un poco también con ella, pero como pensando qué pagliaccia questa spagnola. Gachas se pregunta si la fórmula 33 para oir el mecanismo del pulmón funciona también en alemán (Dreiunddreissig, me extraña) o en cualquier otra lengua, sea o no indoeuropea.

La dottoressa le ha preguntado a Gachas que de dónde es (ah, di Madrid. Io sono andata a Madrid), que hasta cuándo estará en Roma y que para qué. Ella le ha contado que una beca (Gachas é borsista) y tal y cual, y Rausa le ha dicho ahí algo muy feo (versión doblada): Ah, qué bien: estarás contenta, Roma es mucho mejor que Madrid. Gachas, a pesar de ser militante de la causa antimadrid hace ya años, casi le clava sus roidas uñas. Habráse visto.
En cualquier caso, Dottoressa Rausa parecía muy eficiente y Gachas está satisfecha por la preocupación que por ella ha mostrado (¡"ma, hai moltíssimo catarro"!) y por los antibiotics y antiinflamatorio bronquial (sí, sí, así de mala está Gachas) que le ha recetado. Por lo visto, si no los toma ya mismo, pronto le dará il febbrone. Así se lo ha dicho.

sábado, noviembre 25, 2006

Italia acaba en E

Gachas ha notado que Italia tiene una fuerte necesidad de añadir es finales a cualquier palabra que acabe en consonante. Así, cuando el mundo de habla italiana ha de pronunciar parole como Hot Dog (porque ellos no dicen "piccolo cane caldo" ni nada por el estilo) lo que dicen de verdad es Ote Dogue (la hache se la tragan), y cuando hablan de palomitas de maíz, pues Pope Corne, y se quedan más anchos que largos.

Cambiando de tema, Gachas ha tenido la oportunidad (dolorosa) de probar la mala ensalada de pasta italiana y desde aquí les dice abiertamente que el nivel es como de tercero de BUP español. O de COU (Gachas duda). La vieja receta de espirales de pasta + lata maíz + dados de queso fresco + aceitunas negras + atún ha llegado hasta estas tierras e incluso se comercializa en algunos cáterings de la región del Lazio. Otras recetas, más sofisticadas, cambian la lata maíz por pimiento asado amarillo y rojo (la enseña nacional de Spain y de la corona de Aragón, by the way).

lunes, noviembre 20, 2006

Gachas lo vio

Ayer por la noche nocturna romana, Gachas tuvo que coger un taxi porque iba cargada de maletón etc. (¡increible!: Gachas, dueña y señora de su blog, y aquí la tienen justificándose por pillar un pelas, como si fuese la prima volta). Bueno, centrémonos: que Gachas cogió un taxi romano y se dio cuenta de que no conoce aún los códigos relativos al taxi que aquí se trabajan: ella, venga a buscar lucecillas verdes sobre coches, y ni una a la vista. Finalmente, vio uno sin luz verde pero vacío y se subió. En su pobretón italiano intentó dialogar con el taxista y preguntarle cuál era la señal visual que Gachas debía buscar cuando precisara un taxi libre. Él sito le dijo que cuando el indicativo "TAXI" (o "tásis", en dialecto de Madrid) estuviese encendido, ahí se puede alzar el brazo y pillarlo. Gachas le explicó que en su ciudad natal rige el código "luz verde" y que ella perseguía en vano lucecillas verdes también en Roma. El tipo (aquí viene la anécdota) le dijo con sorna "luce verde, luce verde" (pero pronunciado "Luche" en italiano) y, atención, hizo ASÍ con la mano. El así al que se refiere Gachas es el gesto ese típico que se usa para imitar a los italianos mientras se dice alguna frase piloto como "ma, che cosa" o "cosa fai?" o similar. Sí, el gesto del pulgar opuesto a los otros dedos que, juntos, es como si sujetaran un sandwich mixto inexistente y lo movieran. ¿Pillan qué gesto es? Seguro que todos ustedes, miembros o no de países Schengen, lo han practicado alguna vez para imitar a un italiano, no lo nieguen.

Gachas no daba crédito a lo que veía; finalmente era REAL: los estereotipos se crean porque EXISTEN los ademanes previos para crearlos. Una epifanía similar sólo la había vivido tras probar unas fresas dulcísimas en su vida adulta (lo cual indica que, normalmente, Gachas come fresón del que es muy rojo pero más bien insípido). Fue probarlas y pensar inmediatamente en el Frigo-dedo, en cómo la naturaleza había obrado sobre esas fresas y había conseguido que supieran tan intensamente a Frigo-dedo. Al final, la obra mejora el modelo, ¿o no están de acuerdo? (si no lo están, digan "ma, cosa dice", moviendo los dedos como si sujetasen un sandwich mixto invisible entre ellos).

lunes, noviembre 13, 2006

Arqueología pop

Roma es lo que tiene, que enseguida te pone en contacto con el pasado. Ejemplos de pasado: Paloma Gómez Borrero, nombrada en este blog más de una vez porque Gachas fue fiel seguidora de sus crónicas en el telediario de TVE-1 cuando niña (Gachas en algún momento fue niña). Bueno, pues va Gachas y se la encuentra AYER sábado en un fiestorrón hispano-italiano así de postín. Como comprenderán, no cabía en sí de gozo gachesco Gachas, que enseguida que pudo se acercó a saludarla empleando el modo convencional de saludar a famosos: "hola, Paloma, nada, que sólo quería saludarte y decirte que me acompañaron tus crónicas en mi infancia y bla bla". La mujer fue educada, pero poco juego daban para responder unos comentarios tan insulsos. Después Gachas le mencionó la joya de libro del que Ms. Borrero es autora y que su Sra. madre tiene en los estantes de su biblioteca: Huracán Wojtyla. El libro debe de ser de cuando el Mundial 82 más o menos, si no anterior, de ahí que al citárselo, su propia autora dijese algo así como: ufff, pues no tiene años eso, casi con autodesprecio. Ahí Gachas se dio cuenta de que, en fin, ella también va haciéndose mujer mayor lentamente.

Otro caso de recuperación de la memoria histórica ha tenido lugar hoy en un cine del Trastevere: Gachas ha ido con unos friends a ver Scoop, la de Woody Allen (por si alguien no sigue la cartelera) que, como no podía ser menos en Italia, era en versión doblada. Antes de elegir cine para Scoop, Gachas ha buscado durante casi media hora en google cómo descubrir en qué cine romano la ponían en versión original (empleando palabras clave como "versione inglese" o "sottotitolata in italiano" o similar), pero parece que esa información, que no figuraba por ningún lado, es completamente irrelevante para el espectador italiano, que prefiere saber si las butacas son o no numeradas antes que conocer en qué idioma hablarán los actores.
Bueno, a lo que vamos: están Gachas & Friends en el cine, asumiendo ya a una Scarlett Johansson hablando en italiano cuando, a mitad de la peli, ¡zas!, se para la acción y proyectan la palabra INTERVALLO tan ricamente. Y ahí ha entrado en escena ese prototipo sainetero que es el vendedor de bombonhelao, palomitas y agua que lleva su bandejota colgada del cuello. Después de cambiar la bobina o lo que hubiera que hacer, la peli, ese pedazo de larguisimometraje de escasos 90 minutos, ha continuado sin interrupciones.
Gachas no daba crédito a lo que veía, despues de tantos años. Se ha tenido que pellizcar y mirarse bien la ropa, no fuera a ser que de nuevo llevara el uniforme de su colegio privado como quien no quiere la cosa. Algún chiste de UCD y alguna pegatina de Alianza Popular ha creido escuchar/ver a la salida, pero no está muy segura de esto último.

jueves, noviembre 09, 2006

Super taglia me

Gachas, tras unos días en Madrid debido a unos asuntillos, ha vuelto a Roma con una triste realidad sobre sus espaldas: ha engordado kilo y pico, casi dos. Esto se debe a la falta de control alimentario ejercida en sus primeras semanas en Roma. Como vive con otras quince personas (¡¡¿¿quince personas??!! ¿Pero dónde on earth vive Gachas?) pues que si uno saca galletas, la otra biscotti (que Gachas ha aprendido hoy que son dulces, al pedir errónamente biscottes de pan diciendo "per favore, vorrei dei biscotti"), el de más allá chocolate alla nocciola y ya la tenemos montada.
Eso aparte de la omnipresencia de la pasta (con especial atención a los gnocchi -en lo sucesivo, ñoquis- por los que Gachas siente una predilección rayana en lo obsesivo) y de la ineludible pizza.
Dicho esto, Gachas puede prometer y promete (esa frase es de Adolfo Suárez, ¿recuerdan? O de Calvo Sotelo, o de Abril Martorell, de repente los mejclo a todos los transicionales) que comienza la era de la verdura y el pescado hervidos, y de sólo pedir contorni en los restaurantes (verduras de guarnición, que las hay bien ricas: radiccio, achicoria, berenjenas, calabacín...). Anoche Gachas clausuró en Madrid su larga participación en el Festival de la Grasa y el Carbohidrato con un postre cenado en un lugar bastante apañado. Cuajada de sobao manchego se llamaba el postre (claro y craso error de los nombradores de platos: que es sobao pasiego, so mantas), y nada, con eso se cierra una etapa y hoy (mentira, mañana) se abre otra.

viernes, noviembre 03, 2006

Polenta at Tiffany´s

Gachas está contenta esta semana porque el buen Macarrones, comentarista ilustre de este blog y antiguo ocupante del cuarto de Gachas en Roma, está aquí estos días y, como connaisseur de la ciudad, lleva a Gachas and friends a sitios peculiares a comer y/o cenar. En uno de ellos, llamado Da Paino, Gachas probó por vez primera a su homóloga la pastosa polenta el otro día. Era como una papilla de ¿maíz? cubierta de salsa de tomate, aceitazo rojo y trozos de panceta y champiñón, especialidad de la casa. Gachas no veía por dónde meterle mano a aquello pero finalmente dejó el plato como los chorros del oro de limpio y de minimal. Pero este no es el tema de este post (entonces, ¿por qué titularlo Polenta at Tiffany´s?), lo que le ocupa a Gachas realmente es la idea snob que ella misma padece que se resume en algo así como "los sitios más feos y más cutres esconden los más sabrosos productos gastronómicos".

Esta política, Gachas no la sigue mucho en su ciudad natal. En Madrid, Gachas es más rollo nueva rica y busca sitios "bonitos", según el criterio gachesco de bonitez. Son sus amigos los que, en busca de la autenticidad, la llevan a sitios como el Palentino de la calle del Pez; un barucho de la calle Santa Isabel cerca de la filmoteca y el restaurante "Isla" o similar, cerca de la plaza de los Mostenses. Gachas no entraría a esos sitios por su propio pie: ha sufrido durante años los estragos de la patata brava harinosa y refrita con cachup picante por encima y no le parece eso nada pintoresco. Pero no nos distraigamos: lo que Gachas ve que le ocurre en Roma es que aquí sí busca esa Ur-comida, el alimento ancestral de los nativos romanos, y cree que la va a encontrar en lugares con platos descascarillados y camareros con uña del meñique larga, iluminados ellos y sus clientes por tubos fluorescentes que hacen clin-clin.

Gachas duda: ¿no estará actuando como una mera snob de la tribu BoBo a la que le dan permanentemente gato por liebre en esos sitios y no se entera? Por el momento está muy satisfecha con la cicoria all´agro, los gnocchi vongole e rughetta y un estofado rico de ternera de nombre como strezzetti o strazzatti o similar.