domingo, marzo 20, 2005

Dime qué te arrojaron en tu boda y te diré quién eres

Las bodas, las bodas, tan denostadas por ASTRUD pero tan necesarias para la supervivencia de parroquias y hoteles de cuatro estrellas. A lo que voy: que la idea que todos tenemos es la del arroz a la salida de la iglesia, ¿sí?, y todos sabemos que hay también una versión menos arrojadiza y más perfumada que es la de los pétalos de rosa. Esa modalidad nos indica que los asistentes son más refinados, menos "tírale fuerte el puñao darroz, que le dé en toda la cara".
Lo que Gachas sugiere es versiones 6.1 adaptadas al carácter de los contrayentes y/o a la idiosincrasia de la región donde se celebre el enlace.
Sugerencias: para contrayentes BoBos, qué mejor que unos puñaditos de cus-cus o arroz integral. Para esas bodas un poco tardías, esas segundas nupcias en las que ella ya está rozando la premenopausia, lo suyo son amistosos handfuls de lecitina de soja.

Dudo si el garbanzo sería una buena idea para autonomías como la madrileña. Es quizá demasiado contundente ("le has saltao un ojo a la novia, chaval"), y además la boda se prestaría al adjetivo garbancera que yo nunca he acabado de comprender pero intuyo que no es nada elogioso. ¿Y la mongeta en las bodas de Catalunya? (pronúnciese "muncheta").

1 comentario:

Turulato dijo...

¡Me ecanta tu estilo!. Esa mezcla de mala leche, corazón tierno, inteligencia y profunda fé en el agnosticismo me emborracha...