martes, febrero 26, 2008

Gachas llega tarde

...a las modas y las tendencias. La constatación de esto ha tenido lugar tras el encargo de unas flamantes gafas graduadísimas financiadas por la sociedad de gestión de derechos que le corresponde por su profesión liberal. Resulta que Gachas ha comprado, tras resistirse mucho durante años, las típicas y caricaturizables gafas de pasta negras.

A ver, que Gachas era gafapasta, que no lo niega, pero más bien gafapasta de otros colores ,para no caer en la antonomasia del gafapastismo. Pues bien, ahora que ya ha caído la última pieza del dominó de tendencias en gafas y la negra de pasta la lleva hasta la lotera Doña Manolita, va Gachas y se compra las suyas, no muy grandes encima (es que ahora se llevan de nerd, gigantonas, y de montura de carey, como de estudiante de algún prestigioso centro de la Ivy League o similar).

Algo parecido le pasó en su día con los zapatos y botas de punta como tejana. O en realidad no es un ejemplo que sirva como analogía porque a Gachas no le gustaban esas puntas ni a tiros, y no es que cayera en esa tendencia tarde: directamente la esquivó con más o menos esfuerzo y punto.

Pero lo que se está tratando aquí es la tristeza de llegar la última a la sala de las tendencias. Llamar al timbre del mundo de las gafas y que todos los que ya entraron en él en su día lleven las mismas gafas que tú.
Otra desventaja de esto es que a esas gafas les quedan dos telediarios para ser vistas como espantosas, sin pasar aún a ser "retro" ni "vintage" ni nada similar hasta que no transcurra al menos una década (y dónde estará Gachas dentro de una década, señor mío).

Estas moñerías le preocupaban a Gachas ayer. Hoy menos que mañana, supone.

14 comentarios:

djflow dijo...

Sus gafapastas siempre serán más y mejores gafapastas que las demás gafapastas, querida... ¿O debo decir "Gachapastas"?

Anónimo dijo...

Amiga, a mí me ha pasado lo mismo. Desde hace un mes me pasé al gafapastismo y por la puerta grande: llevo unas gafas grandotas de pasta negra, redondas, que parezco recién salido de Oxbridge o de la Ivy League (no en vano estuvo Robert Redford en Barcelona hace poco, y le vi por la tele con unas gafas igualicas, igualicas). Dice mi papá que las ve discretísimas y que además, sus primeras gafas, allá por el 49 o el 50, eran idénticas: lo mío sí que es llegar tarde a las tendencias.

Madame M dijo...

Si le sirve de consuelo yo me compré hace dos meses unas gafapasta de colores, que están aún más demodé incluso, con una graduación de 9 en el derecho y 8 en el izquierdo, más dos de astigsmatismo, que suena como si un a-S-gnóstico no viera a Dios (que es que no lo ve). Y digo yo: ¿por qué los que sufrimos de dioptrías no nos compramos unas gafas más discretas? ¿Por si no era bastante evidente por nuestros cristalones que no vemos? ¿O es precisamente para autoconvencernos de que no nos importa ver un pijo, es más, mira tú qué orgullo?... Lo ignoro.

Gachas dijo...

Ay, Madame M, no quiero caer en el "mal de muchos, consuelo de tontos", pero es que no se encuentran a diario personas con MÁS dioptrías que gachas misma (9 en uno, 7 en otro, sólo pura miopía, sin más aberraciones).
ay, un día quedamos las dos con nuestras gafas y unos bastoncillos blancos a juego que me regalaron al hacerlas y aún no sé por qué.

Anónimo dijo...

Yo he cumplido los 40 y aún no necesito gafas. No las he lelvado nunca. ¿Soy una rareza? A juzgar or los comentarios aquí, parece que lo soy.

Debo confesar que tengo una cierta gafa-fobia. A lo mejor necesito gafas, pero no me van a ver en el oftalmólogo hasta que me dé de morros contra las farolas. Antes muerta que gafosa. Son manías mías.

Ms T.

Gachas dijo...

Ms.T, a los/las que llevamos gafas desde canis nos pasa lo contrario: yo al menos, sin gafas no oigo bien (quizá porque estoy, sin saberlo, un poco teniente y sin las gafas no puedo leer bien los labios). Además, las gafas son como mi armadura y escudo proteztor ante esa terrible selva en la que se ha convertido el mundo.

Anónimo dijo...

Yo soy como la abuela de una de mis amigas, que cada vez que la veía refgresar de la Uni, toda gafosa y estudiosa, exclamaba:

"!Aaay, ponte lentillas, por Dios, que te vas a quedar soltera!!!"

Confieso que mi novio es también gafoso de muchas dioptrías. Pero es gafoso en el armario. su filosofía es "lentillas hasta llorar sangre". He visto sus gafas, que son como las de Woody Holly, en el baño, en la guantera del coche, en la mesa del ordenador... en todas partes menos sobre su nariz.

Ms T.

Anónimo dijo...

42 años con gafas, son muchos años con gafas. Ahora que por fin he conseguido que un óptico me gradúe unas gafas pequeñitas metálicas de color guay para mi vista (ya) cansada además del astigmatismo, va usted y me dice que vuelve el gafapastismo... que ya padecí en mi infancia y juventud. Yo también llego tarde, pero casi me alegro. Cuando veo fotografías gafapásticas del pasado, me da como un dolor por la parte de las entretelas... que feos estábamos, podió. Espero que las actuales sean más estilosas.

La polaca.

Hans dijo...

Yo también soy muy de gafas.
Cuando fuí a hacerme las penúltimas estuve a punto de hacerme unas Buddy Holly con dos c... pero MBO no me dejó. Demasiado tremndas. Era en un momento previo al gafapastismo contundente, pero ya entreveía yo la tendencia.
En este momento, aparte de mis recién adquiridas gafas de hombre sensato (elegantes, discretas, como muy profesionales) estoy con sinceras ganas de recuperar al punto unas gafas de pasta tremebundas como de piel de marsupilami (I swear) con que me casé para gran escándalo de mi suegra. O mis gafas de científico malo, malísimo de película de los 50's (MBO dice que me ponen una cara que puede dar mucho miedo). Si. Creo que es otra de mis adicciones...
P.S.: Gachas, queridísima, prodíguese V. un poco más en la blogocosa!

Anónimo dijo...

He de decir que la nueva Gachas tuneada a lo gafapastil está superfashion. La gente volvía la cabeza por la Gran Vía para mirarnos y decía: "¡Es Gachas, es Gachas!"

Gachas dijo...

Vuelvo a contestar (con un retraso de meses) a Ms. T: lo que dice su novio de llorar sangre, yo me lo apliqué en mi veintena también. No llegué a llorar sangre pero sí a tener la sensación de que llevaba un tapergüer dentro del ojo a veces. Diagnóstico: ojos secos. Ahora sólo aguanto las de usar y tirar y no todos los días, así como 3 días por semana. Y no para leer o computar sino para salir y sólo fijar la vista en la social life. Esa es mi versión de llorar sangre, querida Ms. T.

Sir Henry Morton Stanley dijo...

Al hablar de Gafapastas se puede hacer desde un punto de vista estético o ético. Siento decir que las gafas de pasta están estéticamente en decadencia. Cuando el presentador del telediario refleja un tendencia (gafas, corbatas, camisas, trajes...), mala señal. En cuestión de gafas creo que hay que regresar al metal... y si no al tiempo. En cualquier caso no tirar vuestros modelos obsoletos, por lo del eterno retorno y eso... Para hablar del aspecto ético del gafapastismo me he quedado sin fuerza... A propósito: me llamo John Maynard Keynes y soy Gafapastas.

Sir Henry Morton Stanley dijo...

Ah, por cierto... con este rollo de la globalización el tema las tendencias está un poco inestable... De repente, todos tenemos un hueco en las revistas de moda. El problema estriba en elegir los bares adecuados y los amigos a tono... Pues eso, que no hay personas que no estén a la moda, sino potenciales compradores no ubicados correctamente en la tendencia adecuada... (por si sirve de consuelo).

Gachas dijo...

John Maynard tiene mucha razón, pero hay un detalle que quizá se le escape: por lo que vio Gachas en un evento frecuentado por la Intelligentsia madrileña en el vestir y en el complemento (si es que existe tal Intelligentsia), la gafona de pasta clara nerd de los 80 vuelve con fuerza. No es la pasta de color tupido, negra, roja, violeta, no: es la pasta como transparentosa, color carne, mostaza, beige: esa de las gafas escolares de los 80. esa mismita. Y grandotas, de nerdazo.