martes, febrero 10, 2009

Gachas y el design

Ayer Gachas se coló en la clase sobre contemporaneidad cultural que daba un amigo suyo en una escuela privada de diseño en general, la más tope fashion de las escuelas privadas de diseño (la cobardía gachesca y el temor a las represalias le impide reproducir aquí el nombre o el acrónimo). Gachas reparó mucho en los alumnos, en sus ademanes, ropas y usos y costumbres. Eran pocos (pa eso pagan, no para una masificación estilo Complutense), tantos chicos como chicas: se ve que ya los padres no instan al muchacho a ser ingeniero o abogao del Estado, eso era en el pasado juvenil de Gachas). Algunos varones eran como de estética gaynor y, en general, todos cooles, claro,ya que estudian cómo coolizarlo tó. Había también un par de paulinitas rubio entre las asistentes: por lo visto es frecuente que la escuela cuente con mucho alumno pijazo del DF al que sus padres mandan a Madrid por ser ciudad más segura y caminable.



En fin, no sé por qué Gachas tanto critica, si tenía pura envidia de esos muchachos que van a dedicarse a trabajar con cosas de colorines y a diseñar simpáticos envases (por ejemplo, los futuros de Caldo Aneto) y sillas cómodas de IKEA.
En mitad de la sesión hubo un imprevisto cambio de aula y Gachas, que no tenía amiguitos en la clase y era malmirada por los alumnos por ser viejuna y desconocida, se quedó rezagada en la mudanza. Ahí vio que, sobre una de las mesas, algún chaval o chavalita se había olvidado un retu Edding de tapa verde manzana. Gachas, que siempre ha sido muy de hurtar pequeños objetos, lo cogió con la ingenua esperanza de que obrara cual varita mágica y, al usarlo, le hiciera dibujar tan bien como seguramente lo hacen esos muchachos. Nada más lejos de la realidad: el rotulador, además de no pintar en verde sino en negro, está medio reseco y no vale ni para firmar el acuse de recibo de un paquete de SEUR. Tras esa triste comprobación, Gachas volvió a asumir que el diseño no es ni será nunca su profesión (vean qué hermoso pareado).



8 comentarios:

Jimina Sabadú dijo...

¡Es un texto muy contenido!

Anónimo dijo...

Por eso paulinita rubio, en su cuatez, había abandonado el rotu. Porque estaba como la pata de Perico. Pena. Quizá si prueba con uno nuevo, doña Gachas,consiga un diseño fashion.

Anónimo dijo...

Un amigo mío hacía no sé qué para que esos rotuladores resecos voliveran a pintar... echarles alcohol o algo similar. Así que Gachas, piénsatelo, quizá aún puedas sacar de ahí unos cuantos diseños bien bonicos.

Anónimo dijo...

Bueno, si les va mal siempre pueden acabar en Arco... ¡Venga, dígame cuatro verdades!:-)

M

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Quiero ser una Pau recién llegada del DF con mi rotulador verde en bolso de Cavalli, jo.

Anónimo dijo...

Los sonrientes chavales de las fotos son los diseñadores? son muy feos y nada sexy. Está claro que estudian esas carreras caras para ligar: "Hola guapa, ya sé que estás pensando que soy un gafapasta con alopecia precoz. Pero en realidad mi vida es sumamente glamourosa, trabajo como diseñador de productos para Ikea..."

Qué pereza, Miss G.

Ms T.

Anónimo dijo...

Jajajaja lo del acrónimo te ha delatado completamente!

De urraca a urraca, te diré que esos futuros disainers, blanco de tu envidia, acabarán de ácaro (lease becario) en la espalda del último mono de algún prestigioso estudio de diseño, cobrando 600€ y viendo como el capo de turno se lleva los méritos por su trabajo, eso con suerte.

Anónimo dijo...

Se esperan sus textos. Desde el afecto y las ganas de leer cosas plácidas y bien armadas.