Masticadito
El mundo te lo pone fácil: te dice que viendo Gilda repares en las escenas del guante y la guantá; viendo el pórtico de la Catedral de Salamanca, en el astronauta que han colado tras la restauración; viendo no sé qué fachada de la Universidad de allí mismo, la rana encima de la calavera; viendo El último tango en París, la escena de la mantequilla; yendo a Bruselas, en el Manneken Pis. Pues eso, a fijarse y, una vez fijaos, a echarse a dormir.
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